El día 29 de abril 2020 se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, día que se desarrolla anualmente haciéndolo coincidir con el último miércoles del mes de abril desde hace más de 20 años a nivel mundial. Su propósito es promover en el ámbito internacional el cuidado del ambiente acústico en diferentes ámbitos como el ambiental, sanitario, social, laboral, educativo…
Cómo afecta el ruido que nos rodea
La contaminación acústica es uno de los principales problemas sobre todo en las grandes ciudades, ya que es donde la mayoría de las personas desarrollan sus actividades diarias en la sociedad actual. Es la segunda causa de origen ambiental que provoca más alteraciones en la salud después de la contaminación atmosférica.
Diversos estudios científicos declaran que el ruido tiene efectos muy perjudiciales para la salud, entre los efectos más significativos tendríamos los siguientes: estrés, perturbación del sueño, disminución de la concentración, irritabilidad, alteración de la presión arterial, alteración del ritmo cardíaco, estados depresivos, etc. Y por supuesto el problema más generalizado que podemos sufrir al exponernos a una contaminación sonora excesiva, la pérdida de audición.
Algunos ambitos de aplicación
- Medio Ambiente:
La Ley del Ruido 37/2003, tiene por objeto prevenir, vigilar y reducir la contaminación acústica, para evitar y reducir los daños que ésta puedan derivarse para la salud humana, los bienes o el medio ambiente. La misma se desarrolla mediante dos Reales decretos, el RD 1513/2005 y el Real Decreto 1367/2007.
Las ciudades precisan de mapas estratégicos de ruido y de planes de acción, que utilizan indicadores de evaluación, metodologías y procedimientos establecidos en la normativa vigente los cuales están unificados por la Unión Europea (Directiva 2002/49/CE)
- Ámbito laboral:
En el ámbito laboral, el Real Decreto 286/2006, regula la protección de la salud y la seguridad de los trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición al ruido.
El 26% de los españoles considera su entorno laboral como ruidoso. El ruido en el trabajo no debe ser superior a 85 dB durante un máximo de 8 horas al día. En caso de que estos límites se superen y acabemos trabajando por ejemplo a niveles de ruido de 100dB (que es muy habitual) deberemos ser muy cuidadosos e intentar no estar expuestos a estos niveles más de 15 minutos consecutivos. Para conseguir reducir el ruido en el entorno laboral, se precisan de adopción de medidas correctoras específicas sobre el entorno de trabajo, apantallamiento acústico de maquinaria o incluso la organización rotacional de los operarios.
- Ámbito de Actividades de Ocio e Industriales:
Bajo el marco de la normativa autonómica o municipal, las actividades consideradas molestas, requieren de un estudio acústico para su puesta en marcha, con el objetivo de diseñarlas con sistemas de aislamiento y acondicionamiento acústico optimizados para evitar generar molestias al medio ambiente y a los receptores colindantes más sensibles.
Con su puesta en marcha, dichas actividades precisan de una certificación o inspección acústica para comprobar la verificación de las exigencias acústicas requeridas legalmente.
- Ámbito de la Edificación:
En el ámbito de la edificación el documento básico de Protección frente al ruido (DB-HR) establece la obligatoriedad de controlar las condiciones acústicas de las edificaciones, para lo que se requieren de proyectos acústicos cuidadosamente diseñados con sistemas de aislamiento y acondicionamiento acústico óptimos con el objetivo de limitar, dentro de los edificios y en condiciones normales de utilización, el riesgo de molestias que el ruido pueda producir a los usuarios.
Barreras a Superar
La solución a este problema debe ser abordada no solo desde la educación ambiental, concienciación y colaboración ciudadana sino también desde una implicación decidida y eficaz de las Administraciones competentes para que el cumplimiento de la legislación existente sea real.
Desde mi punto de vista, por parte de las administraciones cabria poner mayor hincapié en la exigencia de petición de las figuras existentes que establece la legislación (mapas acústicos, estudios acústicos, inspecciones acústicas etc..) y que esas figuras sean desarrolladas por profesionales especialistas en materia de acústica, ya que es la única forma para que las medidas que se adopten consigan soluciones eficaces y sostenibles de minimización y control del ruido.
Datos Estadísticos
Según varios estudios realizados por el Observatorio de Salud y Medioambiente del Instituto DKV de la Vida Saludable, el 76% de los españoles asegura que la contaminación acústica afecta de forma significativa a su vida y casi un 72,3% considera que está viviendo en una ciudad ruidosa. A nivel de concienciación, el 91% de los españoles manifiesta que la población no es suficientemente consciente de los efectos negativos que tiene el ruido sobre la salud.
Sin duda, la principal fuente de ruido que todos sufrimos en el ámbito urbano es el tráfico, ya que es el causante de más del 80% de la contaminación acústica que se registra en las ciudades. Sin embargo, a pesar de ser la primera causa de ruido ambiental ocupa el tercer lugar del ranking en ruidos molestos para los ciudadanos con un 28%. El ruido procedente de las obras urbanas es el que más molestia causa a los españoles (58,8%) seguido de las fiestas organizadas por los vecinos (34,9%).
El poderoso efecto del COVID-19
En medio de la crisis sanitaria, social y económica que estamos sufriendo por la pandemia del COVID-19 hay un claro beneficiado: EL MEDIO AMBIENTE.
El parón de la actividad del ser humano ha permitido que la naturaleza recupere su espacio y está mostrándonos la evidencia del impacto que generamos en el medio ambiente. En apenas un mes la reducción de la contaminación general ha sido más que latente y un claro ejemplo es la insólita sensación de escuchar el canto de los pájaros sin la necesidad de salir de la ciudad.
Según expertos la contaminación acústica de las ciudades ha sufrido una caída en picado desde el inicio de la cuarentena debido a la reducción más que notable del tráfico rodado y la paralización laboral y de actividades de ocio. Datos de grandes ciudades monitorizadas acústicamente registran reducciones entre 5 y 10 decibelios, diferencias a nivel acústicos muy destacables pero momentáneas por la crisis.
Para lograr un control y reducción de esa contaminación acústica, desde mi punto de vista se requeriría establecer una estrategia a largo plazo sobre la movilidad y sostenibilidad de los sistemas de transporte.
Obviamente, nadie desea el alargamiento de la situación de crisis sanitaria actual, a pesar de que ofrezca la pequeña ventaja de disponer de ciudades más tranquilas. Pero considero que esta experiencia se podría utilizar para tratar de convertir estas ventajas vividas en beneficios a largo plazo, con la finalidad de hacer que el mundo posterior al coronavirus sea mejor que el pre-coronavirus.
Susana Bañuelos Llamas. Colegiada 10.729
Decana de la Demarcación Valenciana del COITT