Cuando se cumplen 155 años de la batalla de Alcolea, recordamos este acontecimiento histórico y el gran papel que tuvo el Telégrafo, gracias a la colaboración de nuestro compañero Nicolás Puerto.
La reina Isabel II al sancionar el 22 de abril de 1855 el proyecto de Ley aprobado por Las Cortes para la creación de la Red Telegráfica del Estado, no sabía que su derrocamiento trece años después iba a ser de los primeros acontecimientos que serían conocidos internacionalmente casi en directo, por medio de estas redes.Iniciada su construcción desde el año anterior la línea telegráfica Madrid-Irún, esta Ley vino a aprobar la extensión al resto del país de nuestra primera red de telecomunicaciones; por otra parte, se autorizó a admitir del público despachos electro-telegráficos a todas las capitales de provincias, departamentos marítimos y otros puntos de Europa donde estuviese establecida.
Si bien el uso del telégrafo supuso un notable avance en el desarrollo de las relaciones comerciales y el funcionamiento de la administración del Estado, su uso más espectacular fue para la difusión veloz de información de interés público. Precisamente, uno de los eventos más importante de nuestro país durante la segunda mitad del Siglo XIX, como fue la caída de la monarquía de Isabel II, con la Revolución de 1868, fue conocido rápidamente en todo el mundo gracias al uso del Telégrafo.
El 19 de septiembre de 1868 estalló la insurrección armada en Cádiz, con el pronunciamiento del brigadier Juan Bautista Topete, que fue preparada por las juntas revolucionarias constituidas por demócratas y progresistas. En un manifiesto firmado con los generales Prim y el duque de la Torre se exigía a Isabel II una reforma constitucional. Junto a la flota sublevada que permaneció en Cádiz, el general Prim recorría la costa mediterránea hasta Cataluña, recabando el apoyo al alzamiento. El general Francisco Serrano, duque de la Torre, emprendió su ascenso hacia Madrid al frente del ejercito revolucionario.
Conocidas telegráficamente por el Gobierno de Madrid las pretensiones del movimiento de insurrección, envió un Cuerpo de Ejército contra los sublevados a las órdenes del general Pavía Lacy, marqués de Novaliches. Los dos ejércitos se encontraron en el Puente de Alcolea en las proximidades de Córdoba, el 28 de septiembre. Las fuerzas realistas se establecieron en el lado del puente hacia Madrid y las del general Serrano hacia Sevilla. Los funcionarios del Cuerpo de Telégrafos establecieron con prontitud las conexiones con la línea telegráfica Madrid-Cádiz, siendo informado con precisión el nuevo jefe de gobierno, general Gutiérrez de la Concha, de las vicisitudes de la confrontación. Concha mientras tanto, había contactado con la reina que estaba en San Sebastián, requiriendo su presencia en Madrid, pero al saber la derrota de las fuerzas leales, cursó seguidamente otro telegrama con el siguiente texto:
- “ Que no venga. Ya no hay remedio. “
La familia real pasó directamente a Francia desde San Sebastián. Además de perder la batalla el general Pavía resultó herido, quedando un dicho popular como mofa de que en la Batalla de Alcolea Novaliches perdió las quijadas. El uso del Telégrafo permitió que estos sucesos llegaran con acelerada agilidad a todo el país y al resto del mundo.
A partir de entonces, la prensa escrita vislumbró las posibilidades del Telégrafo para acercar con premura las noticias procedentes de los lugares más lejanos. Los periodistas y reporteros comenzaron a acudir con frecuencia a las Oficinas de Telégrafos de la localidad donde se encontraran, para enviar urgentes reportajes e informaciones a las redacciones centrales de sus respectivos periódicos. Fueron las primicias de la sociedad de la información.
Nicolás Puerto Barrios
Ingeniero Técnico de Telecomunicaciones
Jefe Provincial de Infraestructura de las Comunicaciones
Correos y Telégrafos CÓRDOBA